Liselotte, entre el deber y la libertad

El matrimonio es como la muerte.

Liselotte le escribió esto a su media hermana Amalia. Ella era muy consciente de que, con quien se casara, siempre sería mejor que no se casara en lo absoluto. Su padre fue el mejor ejemplo para ello. Su primer matrimonio fue un desastre y su segundo no mucho mejor. Carlos I bombardeó a María Luisa de Degenfeld con escenas y celos. Una pequeña cosa como hablar con un amigo o mirar a un hombre era suficiente para hacerlo explotar. Luisa se disculpaba constantemente por nada y estaba constantemente embarazada. Antes de que Liselotte se casara en 1671, Luisa había dado a luz a once hijos y dos más los siguieron. El último embarazo le costó la vida a Luisa. Después de su fallecimiento, Carlos I Luis del Palatinado hizo una lista con pros y contras, en función de la alegría y los problemas que Luisa aparentemente le había causado, para decidir si debía llorar o estar feliz de que muriera. 

La vida tal como la conocía, donde podía hacer lo que le agradaba; montar largas horas, cazar y disfrutar del aire fresco, cambió para siempre para Liselotte, amante de la libertad, cuando Enriqueta de Inglaterra murió en 1670.

Ana María de Gonzaga, una princesa palatina por matrimonio con el hermano de Carlos I, conocida por sus excelentes habilidades de emparejamiento, y amiga de la difunta Madame y Monsieur, estaba en Alemania cuando la noticia llegó y vio de inmediato lo que podía significar para Liselotte. Su correspondencia muestra cuán sorprendida estaba por la muerte de Madame y los rumores sobre una participación de Monsieur o sus amigos. También muestra que ella le propuso a Liselotte que considerara el casarse con Monsieur. En una carta codificada a Carlos I, ella dice que ha hablado con el Rey al respecto, quien desea que Monsieur se case con su prima la Gran Mademoiselle, pero este no quiere. 

El Rey Sol confía en Ana Gonzaga y sus buenas intenciones en ayudarlo a conseguirle una nueva esposa a Felipe, así que cuando esta menciona a Liselotte, al rey solo le preocupa la fe de la princesa, ya que Liselotte era protestante. Ana le aseguró que el asunto de su fe podía resolverse, ya que no les resultaba un gran problema convertirla al catolicismo. 

Isabel Carlota del Palatinado

Liselotte no tenía idea de lo que estaba pasando. Había oído hablar de la inesperada muerte de Enriqueta, y también de los chismes que rodeaban a Monsieur, el Caballero de Lorena y el Marqués de Efiat, pero no tenía idea de que su tía hizo todo lo posible para casarla con el hermano del Rey.

Para Luis XIV, ese partido no fue tan malo. Liselotte no estaba en posesión de una gran dote, tampoco era bonita, pero tenía otras cualidades. La más importante es el hecho de que ella era quien era. Una princesa de un lugar que limitaba con Francia y el Sacro Imperio Romano. En caso de guerra, esto significaría que la región se mantendría neutral. En caso de una muerte, podría significar la posibilidad de anexar un poco de tierra para Francia. Lo había hecho antes en la Guerra de Devolución. El primer matrimonio de Monsieur evitó que Inglaterra se uniera con España, el segundo matrimonio de Monsieur podría llevar a los Príncipes alemanes a unirse a Francia y fortalecer así el dominio de Luis XIV sobre Europa. Lo que Monsieur y Liselotte pensaran sobre eso no importaba.

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