Felipe I de Orleans: Su carrera militar y sus últimos años

A pesar de tener una vida bastante dramática en la corte, en el campo de batalla, Felipe era un soldado muy consumado. Él poseía un fuerte sentido del deber hacia su país, así como una inclinación por la estrategia militar. Se desempeñó bien como comandante militar en la Guerra de Devolución (1667-1668). En 1676 y 1677 participó en los asedios de Flandes y fue ascendido al rango de teniente general, lo que lo convirtió en el segundo al mando del propio Luis XIV. Ganó la batalla de Cassel contra Guillermo de Orange el 11 de abril de 1677. Este fue un logro significativo que le ganó a Felipe mucha fama a los ojos de los franceses. Recibió tantos elogios que eventualmente se convirtió en un problema. Como al Rey Sol no le gustaba la idea de que su hermano se convirtiera en una amenaza política, lo sacó de su posición y ya no le permitió participar en más conflictos militares.
Afirmación debatible actualmente.

La gente de París se volvió loca de alegría. Realmente amaban a Monsieur. Pero en la corte, todos habían deseado que hubiese perdido la batalla por el bien del rey...
- Primi Visconti en su libro «Memorias de la corte de Luis XIV».

Aunque, aparentemente, su carrera militar fue aplastada por su hermano el rey, Felipe no se desvaneció silenciosamente en el olvido. Siguió siendo la fuente del escándalo ocasional en la corte francesa, pero también comenzó a centrarse en su amor por el arte y la arquitectura. Al convertirse en mecenas de artistas durante su vida y renovar muchas de sus propiedades, pudo acumular una gran cantidad de riqueza para él y sus hijos.
De sus hijos sobrevivientes, dos de sus hijas se convirtieron en reinas y su hijo Felipe II siguió los pasos de su padre al establecer su propia carrera militar. Felipe II estaba en camino de convertirse en un gran soldado, cuando su tío, el rey Luis, puso fin a su carrera militar como lo había hecho con su padre.

Sus últimos años
Felipe, Duque de Orleans
Tras la muerte de Ana María Luisa de Orleans en 1693 (hija de Gastón de Francia). Felipe adquirió de su prima un gran número de sus títulos. Y, a partir de esto, Felipe pudo mantener su lujoso estilo de vida, y encontró mucha satisfacción en las actividades de sus hijos y nietos. Sus dos hijas de su primera esposa Enriqueta se convirtieron en reinas, y su hijo, el duque de Chartres, siguió una carrera militar activa y distinguida, después de haber servido en la batalla de Steenkerque en 1692, así como en el asedio de Namur, para el orgullo de su padre. Como lo hizo con Felipe, Luis tuvo cuidado de limitar el poder de su sobrino.
En 1696, la nieta de Felipe, Maria Adelaide, llegó a la corte francesa desde Italia por su matrimonio con Luis, duque de Borgoña, que era el tercero en la línea de sucesión del trono. Los dos se casaron en 1697 y se convirtieron en los padres de Luis XV.
En 1701, al hijo de Felipe, el duque de Chartres, se le negó un puesto en el frente en la Guerra de Sucesión española que comenzó ese año. Este desaire fue la fuente de gran amargura por parte de padre e hijo. El pretexto parece haber sido el comportamiento de Chartres al desfilar a su amante frente a su esposa. 
El 8 de junio de 1701, Luis XIV y Felipe se reunieron en el Castillo de Marly para cenar juntos. Lo primero que hizo Luis al encontrarse con Felipe, fue recriminarle la conducta descarada de su hijo con su amante. Felipe respondió reprendiendo a Luis por una conducta similar con sus propias amantes durante su matrimonio con la reina María Teresa, y agregó que Chartres aún no había recibido los favores que le prometieron por haberse casado con la hija del rey, Francisca María de Borbón. No obstante, el anuncio de la cena detuvo la discusión, y los hermanos se sentaron a cenar.
Felipe, enojado con su hermano, se retiró de su palacio terminada la velada, y regresó a Saint Cloud esa misma noche para una cena tardía con su hijo. Al medio día del día siguiente (9 de junio de 1701) Felipe se derrumbó frente a su hijo luego de sufrir un derrame cerebral fatal a la edad de sesenta años.
Luis XIV sufrió profundamente la muerte de su único hermano. Sus allegados lo escucharon decir con desconsuelo: 

No puedo creer que nunca volveré a ver a mi hermano.

Isabel Carlota del Palatinado, la viuda de Felipe, mostró su afecto por su difunto esposo en varias cartas que compartía con sus familiares y conocidos.

Me gané a Monsieur durante los últimos tres años de su vida. Incluso, solíamos reírnos juntos de sus debilidades... Tenía confianza en mí y siempre se puso de mi lado, pero antes de eso, solía sufrir terriblemente. Estaba empezando a ser feliz a su lado cuando el Todopoderoso me quitó al pobre Monsieur.
- Isabel Carlota del Palatinado escribiéndole a la Princesa de Gales en 1716 sobre el afecto mutuo de ambos en los últimos años de su matrimonio.

Isabel Carlota del Palatinado
Si los que están en el otro mundo supieran lo que sucede en este, creo que Su alteza, el fallecido Monsieur, estaría muy complacido conmigo, ya que he revisado sus cajas para encontrar todas aquellas cartas escritas por sus novios, y las he quemado sin leerlas, para que no caigan en manos de otras personas... entonces... recibo un gran consuelo por parte del Rey, ya que, de lo contrario, no podría soportar mi posición. Cuando el Rey habla de Monsieur, se conmueve.
- Transcrito de las memorias de Isabel Carlota del Palatinado.

Felipe, Duque de Chartres se convierte en el heredero universal de su padre, y recibe el título de duque de Orleans. El rey le otorga todas las pensiones, todas las casas, todos los sirvientes, todos los guardias, el canciller, los regimientos de caballería y la compañía de los gendarmes de los que era titular su padre.
Por otra parte, Luis se siente muy solo, y todos en la corte consideran que Felipe I de Orleans fue la única persona en el mundo en conocer en todos sus niveles la humanidad y camaradería de su majestad, el rey Luis XIV.

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